La empatía no es un concepto hermético, clausurado o monolítico. Se trata, en realidad, de un término compuesto o agregado, como si fuese una caja que contiene a otras cajas en su interior. En ese sentido, Goleman enuncia en su artículo que la capacidad de liderazgo será mucho más efectiva en la medida en que se conozcan y se dominen a esas ‘cajas internas’ que componen a la ‘caja externa’ de la empatía.
Por: Matías A. Wersocky. 5 de febrero de 2023.
Daniel Goleman, psicólogo, periodista y escritor estadounidense, describe en su artículo ¿Qué es la empatía? en qué se centran los líderes cuando manifiestan su empatía. Básicamente, Goleman sostiene que la empatía es uno de los componentes esenciales de la inteligencia emocional y de las habilidades de liderazgo, sin embargo, la empatía no es un atributo en singular y autosuficiente, sino que, en realidad, es posible reconocer tres tipos de empatías: la empatía cognitiva (‘cognitive empathy’), la empatía emocional (‘emotional empathy’) y el interés empático (‘empathic concern’). En virtud de ello, señala que la empatía es una tríada (o agregado) de empatías, como si se tratase de una sustancia compuesta. Los líderes serán mucho más efectivos si disponen de esas tres empatías en su máxima potencia.
La empatía cognitiva es la capacidad de entender la perspectiva de otras personas. Ejercer este tipo de empatía requiere que los líderes piensen (verbo intelectivo) en los sentimientos de los demás, en lugar de sentirlos (verbo emocional) de forma directa. La empatía cognitiva es prototípica de las personas que tienen un alto interés en la información y que se focalizan en las personas. Goleman cita el ejemplo del ejecutivo que le contaba lo siguiente: “Siempre he querido aprender todo, entender a todos los que tenía a mi alrededor, por qué pensaban cómo lo hacían, por qué hacían lo que hacían, qué estaba bien para ellos y qué no”.
La empatía cognitiva presenta, al igual que los otros tipos de empatía, ventajas y desventajas. Respecto a sus ventajas, si entiendo cómo los demás piensan acerca de las cosas, puedo comprender esas cosas desde sus propias perspectivas. Esta capacidad puede ser efectiva, por ejemplo, para comunicarme con las personas u ofrecerles feedback sobre su desempeño, en la medida en que conozco cómo explicarle algo en sus propios términos o que tenga sentido para ellas. Sin embargo, la empatía cognitiva también supone ciertas desventajas. Si solo te preocupas por vos mismo y no te interesan los demás, esta clase de empatía se puede usar de un modo distorsionado para manipular a las personas. Este uso tergiversado se suele encontrar en líderes narcisistas o maquiavélicos y en sociópatas.
Cuando se acude a la empatía cognitiva como instrumento de manipulación, por lo general, se manifiesta como una pseudo empatía. Se trata de una (im)postura social que se desintegra rápidamente, ni bien se detecta. Goleman comenta en su libro ‘La inteligencia emocional en la empresa’ que una amiga se quejaba de los vendedores de una tienda de ropa a la que ella asistía de forma regular. “Siempre me dicen que se alegran de verme y me siguen por todas partes, tratando de charlar”. Pero sucedió en una ocasión y, en especial, en un momento de descuido, que una vendedora le confesó a ella que el jefe les había dado directivas de entablar un diálogo amistoso con los clientes que hubieran hecho con anterioridad alguna compra importante. Por lo tanto, se trataba de una cordialidad forzada, que era impostada y que solo servía, en verdad, para ahuyentar a los clientes.
La empatía emocional es la capacidad de sentir lo que las otras personas sienten. Se traduce como un “sentir contigo”. Ejercer este tipo de empatía requiere sintonizar con los demás y evocar los estados emocionales de los otros en nuestra corporalidad. Para acceder a esta capacidad se deben integrar dos clases de atención: i) contar con una sensibilidad especial para detectar el lenguaje no verbal y para verbal de las otras personas, así como también otras señales explícitas e implícitas de su emocionalidad; ii) focalizar en cómo se perciben y se reflejan los sentimientos de las otras personas en nosotros.
La empatía emocional es fundamental para el liderazgo de cualquier actividad que suponga establecer relaciones interpersonales (por ejemplo, gestión de clientes, ventas, trabajo en equipo). Esta clase de empatía posibilita que se produzca una química o rapport con los demás. Es precisamente en esos momentos en los que las cosas parecen funcionar de forma óptima. Sin embargo, si a la persona no le interesa cómo se siente el otro, entonces probablemente tampoco le importe hacerla sentir de forma pésima u horrible, o ni le importe sacar provecho de él o ella. En cambio, si la persona es capaz de sentir el dolor, el sufrimiento o la angustia del otro, es mucho más difícil que haga lo anterior.
Los excesos o los déficits en materia de empatía emocional suelen ser problemáticos según lo que expone Goleman en su libro ‘La inteligencia emocional en la empresa’. Por un lado, las personas que desarrollan sentimientos empáticos muy profundos pueden llegar a sufrir, e incluso, a enfermarse. “Ya no soporto abrazar a otro chiquito que esté por morir de cáncer”. La angustia que expresa esta enfermera que trabaja en oncología pediátrica expone un caso típico de “aflicción por empatía”. La persona adquiere “por contagio” el pesar ajeno. Por lo tanto, en vez de ayudar a afrontar el dolor del otro, se participa de el. Por otro lado, los médicos residentes se “endurecen” para manejar la aflicción empática. Sus bromas acerca de sus pacientes moribundos, por ejemplo, son un recurso para solidificar su caparazón emocional y, así, lidiar con su propia insensibilidad. “Si quiere llorar, tendría que buscarse otro médico para que la atienda”. Esa fue la reacción de un cirujano, cuando su paciente estalló en lágrimas, al explicarle que uno de los riesgos quirúrgicos para el tratamiento de un coágulo sanguíneo era la pérdida de su pierna.
El interés empático es la capacidad de entender (y sentir) lo que las otras personas necesitan de vos (por ejemplo, profesores/as, doctores/as, jefes/as, pareja, hijos/as). Se manifiesta en identificar que el otro está en problemas (o que tiene cierta necesidad, preocupación o inquietud) y, por lo tanto, se lo quiere ayudar de forma espontánea y verdadera. Las personas que ejercen esta clase de empatía no se suelen colocar en la posición de ‘a mí, en primer lugar’ o ‘yo primero’, sino que son las que genuinamente están preocupadas por contribuir con el desarrollo de los demás. No obstante, el interés empático requiere que gestionemos nuestra propia aflicción por empatía, sin insensibilizarnos o acorazarnos frente al dolor de los otros.
Para concluir, si te tuvieses que evaluar, con una escala de 1 (nulo) al 5 (óptimo), cuán presentes o desarrollados se encuentran los distintos tipos de empatía en vos ¿cuáles serían los resultados?, ¿cuáles serían los argumentos que justifican esas calificaciones?, ¿qué podrías hacer, de ser aplicable, para pasar del estadio en el que te encontrás actualmente (en cada tipo de empatía) para alcanzar otros estadios superiores a futuro?, ¿quién estás siendo con tus niveles actuales de empatía (en sus distintas dimensiones)?, ¿en quién te convertirías, si contases con mayores niveles de empatía (en sus diferentes componentes)?
Fuente: Goleman, D. (2017). ¿Qué es la empatía? En Goleman, D. et al. (2017), Empatía (Serie Inteligencia Emocional de Harvard Business Review Press). España: Editorial Reverté, S.A.
En lo que sigue, les comparto el link a la entrevista a Daniel Goleman en la que aborda los diferentes tipos de empatía (si el link no llegase temporalmente a funcionar, pueden buscar el discurso en Youtube con las expresiones clave “Goleman” y “Empathy”). Les sugiero colocar los subtítulos en español en Youtube.
Gracias por este artículo y los demás, Matias.
ResponderEliminar