La educación se estructura, por lo general, alrededor de ciertos pilares básicos, tales como el tiempo, los saberes, las personas y el cambio. Los tiempos de enseñanza y de aprendizaje, los conocimientos que se transmiten y que se asimilan, los/as docentes, los/as estudiantes y los miembros de la comunidad educativa, así como la dirección y el ritmo del cambio suelen ser elementos esenciales en el campo de la educación. Más aún, se trata de factores estructurantes estrechamente interconectados entre sí. En ese marco, Bauman establece que la modernidad líquida desató un vendaval sobre esos elementos constitutivos, que provocó el surgimiento de un conjunto de desafíos a los que la educación, organizada fundamentalmente bajo los preceptos de la modernidad sólida, debe salir a responder, si es que pretende permanecer en estos nuevos tiempos que corren.
Por: Matías A. Wersocky. 04 de abril de 2023.
Zygmunt Bauman, sociólogo, filósofo y ensayista polaco (nacionalizado británico), que nació en Poznan, Polonia, en 1925 y murió en Leeds, Reino Unido, en 2017, a los 91 años. Creció en una familia de judíos no practicantes. En 1939, cuando Polonia es invadida por la Alemania nazi, su familia y él se trasladaron a Rusia. Allí, Bauman se alistó en el ejército polaco. Se hizo miembro del Partido Comunista a los 19 años. Fue profesor de filosofía y sociología en la Universidad de Varsovia, pero se vio forzado a dejar Polonia en 1968, a causa de la política antisemita del gobierno comunista polaco. Se exilió, entonces, en Israel, junto con su esposa, Janina Lewinson, y trabajó en la Universidad de Tel Aviv. Posteriormente, fue profesor de sociología en los Estados Unidos y Canadá. En 1971, se trasladó a Inglaterra, en donde permaneció hasta su muerte. Allí fue profesor y jefe de departamento de sociología en la Universidad de Leeds. Desde que desembarcó en Inglaterra, escribió y publicó solamente en inglés.
Entre las obras de Bauman se incluyen: Modernidad y holocausto (1989), Pensando sociológicamente (1990), Modernidad y ambivalencia (1991), Ética posmoderna (1993), La postmodernidad y sus descontentos (1997), La globalización (1998), En búsqueda de la política (1999), La modernidad líquida (1999), La sociedad individualizada (2001), Amor líquido: acerca de la fragilidad de los vínculos humanos (2003), Miedo líquido: la sociedad contemporánea y sus temores (2006), Europa, una aventura inacabada (2006), Tiempos líquidos (2007), Vida de consumo (2007), Libertad (2008) y Vivir con el tiempo prestado (2009), Los retos de la educación en la modernidad liquida (2009). En 2010 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
De forma previa a entender las características centrales de la modernidad líquida y sus efectos en la modernidad sólida, resulta esencial diferenciar lo líquido de lo sólido. En el prólogo del libro ‘Modernidad líquida’, Bauman destaca 3 (tres) atributos principales de los líquidos que se desprenden de su condición de fluidez. En primer lugar, entonces, los líquidos, a diferencia de los sólidos, sufren un cambio permanente de forma, es decir, no preservan su forma por mucho tiempo, es más, son proclives a su reiterada alteración formal. En segundo lugar, los líquidos no se fijan al espacio ni al tiempo, con lo cual, se suele destacar su levedad o liviandad; los sólidos, por el contrario, se arraigan en el espacio, pero neutralizan o se resisten al transcurso del tiempo. En tercer lugar, los líquidos se desplazan con ductilidad mediante diversas estrategias (fluyen, chorrean, salpican, se derraman, se desbordan, rocían, gotean, etc.) y no es tan sencillo interrumpir su marcha o circulación a causa de su capacidad efectiva para soslayar obstáculos (los disuelven, los filtran, los atraviesan, etc.). Los líquidos, cuando se encuentran con los sólidos, salen ilesos, pero no ocurre lo mismo al revés. Los sólidos, en su encuentro con los líquidos, sufren una modificación (se empapan, se humedecen, etc.). Bauman señala que la fluidez o la liquidez se constituyen, así, en metáforas interesantes para caracterizar la etapa contemporánea de la modernidad.
Bauman explica que el rasgo distintivo de la modernidad es la disolución de los sólidos. Sin embargo, los blancos y los objetivos de la desintegración cambiaron con el tiempo. Por ejemplo, en los albores de la modernidad, para imponer un nuevo orden o régimen, con nuevos y mejores sólidos, era necesario derretir sólidos anteriores, defectuosos y deficientes. Pero con el transcurrir del tiempo, los poderes disolutorios se redistribuyeron y se reasignaron. En ese sentido, Bauman observa que las fuerzas disolventes descendieron del macronivel al micronivel, esto es, se desplazaron del terreno sistémico-institucional-estructural al espacio social-privado-individual. Así, la responsabilidad de buscar y encontrar soluciones individuales a problemas sociales, institucionales o globales actuales recae completamente en las personas.
Se puede afirmar, entonces, que esa traslación de los poderes diluyentes ha cambiado la condición humana de forma radical. Sobre la base de esta premisa, se puede manifestar que la educación no estuvo ajena a ese proceso de transformación. De ahí que Bauman se formule, aunque no de forma explícita, la siguiente pregunta: ¿cuáles son los desafíos a los que se enfrenta actualmente la educación, a partir de la transformación que la modernidad líquida desencadenó en sus elementos constitutivos, en especial, el tiempo, los saberes, los sujetos y el cambio? En lo que sigue, se abordan individualmente estos elementos esenciales para precisar las alteraciones específicas en cada caso.
1. La supresión del tiempo y la jerarquización social
Bauman describe cómo se concibe el tiempo (o, mejor dicho, el transcurso del tiempo) en la modernidad líquida, así como la jerarquización social que se organiza alrededor de la capacidad individual para cancelar, anular el tiempo. El tiempo que se escurre en la demora, espera o dilación en el contexto contemporáneo, se experimenta como un fastidio, una contrariedad, un lastre o una amenaza. Que el tiempo marche, en apariencia, con un proceder improductivo, comporta pérdidas, malestar, insatisfacciones en el presente. Pero esa relación con el tiempo también se vuelve intolerable en la actualidad, porque coarta oportunidades en el futuro.
Bauman expone que en la actualidad existe una compulsión por los atajos. La estrategia del atajo supone abreviar, acortar, acelerar el camino. Así, los atajos permiten constatar el nivel de progreso del individuo, en la medida en que, cuantos mayores y mejores son los atajos de los que disponga, se multiplican sus posibilidades de ascenso social. De igual modo, la jerarquía social se establece sobre la base de la capacidad de las personas para reducir o eliminar los tiempos de demora, espera o dilación mediante los atajos. En efecto, los que escalan en la jerarquía social son quienes cuentan con mayores y mejores capacidades para obtener de inmediato lo que quieren o anhelan; por el contrario, los que descienden en la jerarquía social son quienes no cuentan con esas capacidades y deben someterse, por lo tanto, a las consecuencias de las demoras, esperas o dilaciones que deprecian sus proyectos de existencia.
2. La mercantilización y superabundancia del conocimiento
Bauman explica que el conocimiento dejó de ser un producto que se busca atesorar, acumular o conservar para siempre. El conocimiento se convirtió en una mercancía, con lo cual, se usa y se tira, su consumo es instantáneo, utilitario y descartable, su ciclo de vida es breve, su valor se extingue de forma veloz y está destinado a no perdurar por mucho tiempo. La expresión “nadie podrá quitarte lo aprendido” dejó de tener asidero en la juventud actual. La lógica del mercado del conocimiento refuerza, a su vez, la condición mercantil del conocimiento, puesto que comprime los ciclos de obsolescencia de modo tal que el conocimiento vigente envejezca pronto y sea reemplazado por otros conocimientos nuevos y mejorados, con otras características diferenciales.
En la entrevista realizada por el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), Bauman explicita el contraste entre el déficit de conocimiento en el pasado y el exceso de conocimiento en el presente. En ese sentido, señala que hace medio siglo, las personas consideraban que, en líneas generales, el principal obstáculo para ser exitoso en la vida era la falta de conocimiento. Por lo que se impulsaba a que se leyera, se estudiara, se investigara, etc. para adquirir más conocimiento. Pero lo que ocurre hoy en día es, en alguna medida, lo contrario. Porque el principal obstáculo de la actualidad es el excedente de conocimiento. Ningún ser humano es capaz de asimilar, almacenar y procesar semejante masa de conocimiento acumulado. Se agrega, además, el inconveniente de identificar qué es lo relevante de lo irrelevante, al contarse con tanto conocimiento disponible. De ahí que, en la actualidad, muchas personas se sientan abrumadas, apabulladas, saturadas o confundidas, no a causa de la ignorancia, sino, al contrario, por el saber de que hay demasiado conocimiento para ser consumido, aprendido, incorporado.
3. La impaciencia compulsiva y la interrupción vincular
Bauman afirma que actualmente se verifica, al menos, en los EE. UU., el síndrome de la impaciencia, esto es, una obsesión por la búsqueda del achicamiento en la distancia que se presenta entre la necesidad (o el deseo) y la satisfacción. Ofrece, en ese sentido, distintos ejemplos que permiten corroborar ese impulso (casi) irrefrenable. Comenta al respeto que hoy se entiende que es un agobio tener que pelar una naranja o una manzana, abrir una lata de atún, esperar a que se enfríe el té para consumirlo helado o servirse una cerveza en un vaso. Son actividades que se consideran trabajosamente triviales, que implican una absoluta pérdida de tiempo, pero que se interponen en la cobertura apreciada de la necesidad o el deseo. Bauman explica que este síndrome de la impaciencia se agiganta a causa de dos factores cruciales: el mercado y el consumismo. Por un lado, el mercado está al acecho para detectar los descontentos o las insatisfacciones de los clientes y ofrecer, así, nuevos y mejorados productos que reduzcan al máximo posible esos tiempos, esfuerzos, costos. Por otro lado, el consumismo contemporáneo, que dejó de patrocinar la acumulación sistemática de objetos, sino que, en cambio, brega por el goce, satisfacción o utilidad efímera de las cosas.
En la entrevista realizada por el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), Bauman establece que lo que se comprueba actualmente es la interrupción del vínculo entre maestro-estudiante. El conocimiento ahora es omnipresente, está presente (mayormente) en todas partes, (casi) todo el tiempo. Por lo tanto, se puede prescindir de la figura del maestro, al menos, parcialmente, para la adquisición de conocimientos. Este escenario era impensado hasta hace un tiempo. Porque lo que sucedía era que el maestro era la única fuente de acceso al conocimiento, no había computadoras, internet, bibliotecas, etc. Esa situación colocaba al maestro en el papel del guardián del conocimiento, con lo cual, si se deseaba contar con conocimiento, era ineludible pasar algún tiempo con un maestro, para que, así, el maestro le pudiera transferir el conocimiento al discípulo, en general, de forma oral, tal como ocurría con la escuela peripatética de la Grecia antigua.
4. La naturaleza fluctuante, vertiginosa e impredecible del cambio contemporáneo
Bauman señala que el cambio contemporáneo asume ciertas condiciones, tales como la inestabilidad, la celeridad y la impredecibilidad, que desafía constantemente la vigencia del caudal de conocimiento existente. El aprendizaje parece estar condenado, entonces, a una búsqueda incesante de saberes que pierden su fidelidad, utilidad o potencia, en cuanto se los alcanza. En la entrevista realizada por el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), Bauman establece que dejó de ser cierto que, al graduarse de la universidad, se está preparado para enfrentar los distintos problemas que se puedan presentar en el campo profesional. En realidad, lo que se aprendió en la universidad, es probable que esté desactualizado en cuestión de poco tiempo. Por lo tanto, en la actualidad, el mayor desafío no consiste en apropiarse de los conocimientos nuevos, sino en actualizar los conocimientos adquiridos de forma continua. Se requiere ahora de una educación que se extienda a toda la vida, a pesar de que sea algo repulsivo cargar con una responsabilidad de largo aliento. Pero sucede que ese aprendizaje no puede ser proporcionado (solo) por las escuelas y las universidades, sino que se precisan de otros mecanismos, esquemas o propuestas formativas. Es más, la dinámica del mundo contemporáneo parece estar más mucho volcada al olvidar rápidamente el conocimiento obsoleto, anticuado, que a aprender algo nuevo, con todo el esfuerzo que ello supone, que solo esté condenado a agotarse al poco tiempo de conseguirlo.
Dicho lo anterior, se pueden observar distintos desafíos educativos a propósito del tiempo, los conocimientos, las personas y el cambio en la modernidad líquida, que se pueden expresar en términos interrogativos, por ejemplo, ¿cómo compatibilizar los tiempos de enseñanza con los tiempos de aprendizaje?, ¿cuáles son los tiempos educativos (enseñanza o aprendizaje) en los que se aprecia mayor/menor fluidez/solidez?, ¿cuáles son los sentidos o los fundamentos de enseñar algo que no está destinado a perdurar por mucho tiempo o que pierde valor de forma continua y acelerada?, ¿qué y cómo enseñar en un contexto sobresaturado de conocimiento?, ¿en qué medida la enseñanza prioriza el aprendizaje de nuevos contenidos o el desaprendizaje de contenidos obsoletos?, ¿cómo intercede la enseñanza en la distancia que existe entre la necesidad o el deseo de aprender y su respectiva satisfacción?, ¿de qué manera influyen el mercado (con sus productos y servicios educativos) y el consumismo contemporáneo del conocimiento en los vínculos entre enseñanza y aprendizaje?, ¿cómo enseñar sobre una delgada capa de hielo por quebrarse y satisfacer las presiones continuas del mercado del conocimiento?
Para concluir, te propongo 2 (dos) escenarios posibles de reflexión: i) en calidad de estudiante: ¿cuáles son los elementos constitutivos de la educación que fueron trastocados por la modernidad líquida (tiempo, conocimientos, personas y cambio) que más resonaron en tu experiencia formativa?, ¿en qué situaciones educativas concretas podés identificar la presencia de esos elementos?, ¿de qué manera se manifiestan o evidencian esos elementos en tu realidad formativa?; ii) en calidad de docente, elegí al menos tres interrogantes de los desafíos educativos que más te hayan interpelado en tu práctica docente y respondelos sobre la base de situaciones áulicas concretas en las que puedas detectar la ocurrencia de esos retos.
Fuentes:
- Bauman, Z. (2015). Los retos de la educación en la modernidad líquida. Editorial Gedisa.
- Bauman, Z. (2015). Modernidad líquida. Fondo de cultura económica.
En lo que sigue, les comparto el link a una entrevista a Bauman realizada por el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), un centro cultural multidisciplinar dedicado al abordaje de distintos aspectos de la sociedad contemporánea (si el link no llegase temporalmente a funcionar, pueden buscar el discurso en Youtube con la expresión clave “Zygmunt Bauman sobre l'educació”). Les sugiero colocar los subtítulos en español en Youtube.
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