En nuestra vida cotidiana, nos preocupamos por la educación de nuestros hijos, los conflictos en la pareja, la salud de los familiares, el nivel de ingresos que percibimos, los problemas en el trabajo, la economía del país, la inseguridad en las calles, el enfrentamiento bélico entre países, etc. Sin embargo, no todas esas situaciones siempre se encuentran bajo nuestro espacio de control. Por lo tanto, ¿tiene sentido realmente cargar con preocupaciones que se encuentran en las afueras de nuestro margen de maniobra (directo o indirecto)? La apuesta de Covey es que seamos mucho más conscientes acerca de la composición de nuestras preocupaciones, puesto que muchas de ellas, al no depender de nuestra capacidad efectiva de acción, es probable que sean fuente constante de frustración, desilusión e impotencia.
Por: Matías A. Wersocky. 20 de febrero de 2023.
Stephen Covey es considerado un gurú en el mundo de los negocios o también, a veces, un filósofo del management. Obtuvo una Maestría en Administración de Negocios en la Harvard Business School y un Doctorado en Educación Religiosa en la Brigham Young University, en donde fue profesor de Comportamiento Organizacional y Dirección de Empresas. En el capítulo 1 ‘Paradigmas y Principios. De adentro hacia afuera’ del libro Los 7 hábitos para la gente altamente efectiva, un bestseller internacional, Covey explica, entre otras cuestiones, que no siempre podemos intervenir o actuar en todo lo que nos preocupa. En ese sentido, podemos frustrarnos, enojarnos o agotarnos si pretendemos interceder más allá de los límites de nuestra capacidad de influencia.
Covey realiza una distinción entre el círculo de preocupación y el círculo de influencia. En principio, las preocupaciones, sobre todo, cuando se vuelven excesivas o desmesuradas, se traducen en pensamientos negativos, son reiterativas, incluso aparecen en distintos momentos al día, son difíciles de controlar y se conectan con algo a lo que no se le encuentra, a priori, ninguna solución posible. Por lo general, las preocupaciones producen intranquilidad, miedo, angustia, inquietud, irritabilidad, ansiedad. Dicho esto, en el círculo de preocupación se incluyen, entonces, aquellas circunstancias, acontecimientos o situaciones (o ciertos aspectos o facetas), que hayan ocurrido, que estén ocurriendo o que puedan ocurrir, sobre las que no tenemos ningún margen de acción o posibilidades de injerencia efectiva.
Solemos estar en el círculo de preocupación o, al menos, tenemos cierta tendencia a habitarlo, en especial, cuando pensamos una vez, y otra vez, y así, repetidamente, sobre algo que escapa, en realidad, a nuestro ámbito de acción. Lo cierto es que, cuanto más tiempo y energía se destinen a las preocupaciones de este círculo, mayores serán las posibilidades de sentirse frustrado, impotente, enojado o agobiado, por no poder contar con las riendas para solucionar algo que, en verdad, nos trasciende o nos supera. ¿Pero que podemos realizar en estos casos? Covey desliza que cuando afrontamos problemas acerca de los cuales no podemos hacer nada, como los de nuestras realidades pasadas, podemos, no obstante, asumir la responsabilidad de modificar nuestras actitudes, por ejemplo, efectuar un trabajo de aceptación de esos problemas y aprender a vivir con ellos, aunque no nos gusten, no nos cierren o no los queramos.
Covey explica que una posible estrategia para la confección de nuestro círculo de preocupación consiste en identificar a los “tener” en las circunstancias, acontecimientos o situaciones. El círculo de preocupación, en general, está repleto de “tener”. Por ejemplo, “Me sentiré contento, cuando tenga mi casa propia”, “Si tuviera un jefe que no fuera dictatorial...”, “Si tuviera un hijo más obediente...”, “Si tuviera más tiempo para mí...”, “Si tuviera el trabajo que me gustara…”, “Cuando tenga un mejor salario…”, “Si tuviera mi título universitario…”, etc.
En lo que sigue, se presentan algunas situaciones para ejemplificar la composición del círculo de preocupaciones.
Situación # 1: “Mi jefe no me otorga un aumento de sueldo hace tiempo”
En este caso, en el círculo de preocupaciones del empleado podrían aparecer los siguientes aspectos o facetas de la situación propuesta:
- La situación económica del país (por ejemplo, niveles de inflación, paritarias sectoriales, devaluación de moneda local, etc.).
- Evolución histórica de la política salarial en el sector productivo en cuestión.
- Situación económica-financiera de la empresa.
- Disponibilidad presupuestaria de la empresa para ajustes salariales.
- El comportamiento del mercado o segmento al que apunta la empresa.
- Estilo de liderazgo del jefe.
Situación # 2: “No puedo aprobar una materia en la Universidad”
En este caso, en el círculo de preocupaciones del estudiante podrían aparecer los siguientes aspectos o facetas de la situación propuesta:
- Objetivos, alcances y contenidos de la materia.
- Ubicación curricular de la materia en el plan de estudios.
- Días, horarios y modalidad de dictado de la materia.
- Grado de formación pedagógica de los docentes.
- Contexto general del país (por ejemplo, suspensión de clases por conflictos salariales o interrupción frecuente del servicio de transporte).
En el círculo de influencia se incluyen, por el contrario, aquellas circunstancias, acontecimientos o situaciones (o ciertos aspectos o facetas), que hayan ocurrido, que estén ocurriendo o que puedan ocurrir, sobre las que sí tengamos margen de acción o posibilidades de injerencia real. Es decir, depende de: i) nuestros pensamientos, emociones, comportamientos, prácticas, hábitos, etc. (si tenemos un control directo); o ii) nuestros métodos de influencia sobre los demás (si tenemos un control indirecto). Por lo general, se trata de un círculo más acotado y estrecho que el círculo de preocupaciones. Además, cuanto más tiempo y energía se dedique a los elementos de este círculo, mayores serán las posibilidades de sentirse activo, enérgico y productivo, puesto que se cuenta con el control y el poder sobre lo que sucede en este ámbito de intervención.
Covey explica que una posible estrategia para la confección de nuestro círculo de influencia consiste en identificar a los “ser” en las circunstancias, acontecimientos o situaciones. El círculo de preocupación, en general, está repleto de “ser”, porque el el foco está en el carácter. Por ejemplo, “puedo ser más empático”, “puedo ser más paciente”, “puedo ser más cariñoso”, “puedo ser más agradecido”, “puedo ser más demostrativo”, etc.
En lo que sigue, se presentan las situaciones que se describieron con anterioridad, pero ahora para ejemplificar la composición del círculo de influencia.
Situación # 1: “Mi jefe no me otorga un aumento de sueldo hace tiempo”
En este caso, en el círculo de influencia del empleado podrían aparecer los siguientes aspectos o facetas de la situación propuesta:
- Vivencia personal de la situación (pensamientos, emociones, conductas)
- Relación con el jefe.
- Nivel de cumplimiento de objetivos profesionales.
- Capacidad de negociación de un aumento salarial.
- Condiciones contextuales adecuadas para el planteo del tema.
- Grado de conocimiento acerca de las condiciones salariales de perfiles profesionales similares.
Situación # 2: “No puedo aprobar una materia en la Universidad”
En este caso, en el círculo de influencia del estudiante podrían aparecer los siguientes aspectos o facetas de la situación propuesta:
- Vivencia personal de la situación (pensamientos, emociones, conductas)
- Relación con los profesores.
- Planteo de inquietudes, preguntas o consultas (antes, durante o después de las clases).
- Nivel de cumplimiento de entrega de trabajos.
- Técnicas y estrategias de estudio.
- Grado de asistencia a clase.
- Formación de grupos de estudio con compañeros/as.
Sobre la base del círculo de preocupación y del círculo de influencia, Covey efectúa una clasificación de las personas, dependiendo de si su energía, impronta y tiempo los destinan mayormente a su círculo de preocupación ó a su círculo de influencia. En ese sentido, Covey explica que las personas reactivas concentran principalmente sus esfuerzos en el círculo de preocupación. Su foco de interés se encuentra en las imperfecciones o carencias de las personas, en los problemas del contexto general o, en términos generales, en las circunstancias externas sobre las que no tienen ningún control. Cuando se las trata bien a estas personas, se sienten bien; pero cuando eso no ocurre, adoptan una actitud defensiva, impulsiva (o, incluso, de ataque, agresión o discusión para con el otro). El lenguaje suele excusarlas de toda responsabilidad: “Yo soy así”, “No tengo tiempo”, “A mí no me importa lo que haga el otro”, “No puedo hacer nada al respecto”, “Si ella fuera de otro modo…”, “Si él cambiara su conducta…”, “Tengo que…”, “Debo…”. Así, la responsabilidad siempre se transfiere a terceros. De hecho, el lenguaje permite apreciar que se trata de un paradigma personal determinista, rígido, inflexible. Lo que sucede es que la amplia atención en las preocupaciones sobre las que no se tiene injerencia, y el poco miramiento hacia aquello sobre lo que sí se tiene control, produce que, a la larga, el círculo de influencia se achique.
Covey señala que cuando pensamos que el problema está afuera, tal como lo conciben las personas reactivas, ese pensamiento suele ser el verdadero problema. En principio, porque le otorgamos, a lo que está fuera, el poder de control sobre nosotros, pero, además, porque parece que lo que está afuera tiene que cambiar antes de que cambiemos nosotros. Covey invierte el sentido del cambio y propone, así, cambiar de adentro hacia afuera. Porque, en verdad, para provocar un cambio afirmativo, positivo, significativo en lo que está afuera, puedo trabajar en mi persona, que es lo único sobre lo que tengo control. Ese es el enfoque propio de las personas proactivas.
Covey explica que las personas proactivas concentran especialmente sus esfuerzos en el círculo de influencia. Su foco de interés se encuentra en las situaciones, acontecimientos o circunstancias con respecto a las cuales puede interceder. Más aún, aceptan hacer un uso responsable de su influencia. Consigo portan su “propio clima interno”, con lo cual, no les cambia demasiado si llueve, graniza, sale el sol, se nubla, hace frío, calor etc. Porque si bien están atravesadas por su contexto o ambiente, en realidad, eligen responder de cierta forma, sobre la base de valores (que fueron seleccionados, deliberados, internalizados). En el lenguaje que usan se suele apreciar la aceptación de las consecuencias de sus actos: “Yo elijo este modo de vida”, “En mi caso, prefiero tal trabajo”, “En lo particular, decido estudiar esta carrera”. Así, el lenguaje permite observar que se trata de un paradigma personal flexible, adaptable, dúctil. Su energía positiva conduce al ensanchamiento del círculo de influencia. Es más, Covey afirma que las personas proactivas tienen un círculo de influencia que es por lo menos tan grande como círculo de preocupación.
Para concluir, identifica una situación (personal, académica o laboral) que te preocupe y construí tu círculo de preocupación y tu círculo de influencia, a partir de los distintos aspectos, dimensiones o facetas de la circunstancia elegida según tengas control (directo e indirecto) sobre ellos o no lo tengas. ¿Cómo te posicionarías ante la situación que elegiste?, ¿cómo una persona reactiva o como una persona proactiva? (evalúa tu lenguaje, tus actitudes y conductas, tu paradigma, etc.). Si te consideraras como una persona reactiva ante esa circunstancia, ¿cómo te podrías convertir en una persona proactiva?, ¿cuáles serían los desafíos y los beneficios?
Fuente: Covey, S. R. (2015). Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva: Edición de Imágenes. Mango Media Inc.
En lo que sigue, les comparto el link a la exposición de Stephen Covey acerca de los paradigmas (si el link no llegase temporalmente a funcionar, pueden buscar el discurso en Youtube con las expresiones clave “Stephen Covey”, “Círculo de preocupación”, “Círculo de influencia”). Les sugiero colocar los subtítulos en español en Youtube.
Excelente material! Ser conciente y poder reflexionar que tipo de persona estoy siendo.. reactiva o proactiva. ¿Cómo estoy utilizando mi lenguaje?, interesante la dinámica del circulo! Gracias!!
ResponderEliminarExcelente material, para reflexionar si estamos siendo personas reactivas o proactivas. La dinámica del circulo es buena sugerencia para poner en práctica! Gracias!
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